NEHEMÍAS 8, 2-10
Antiguo TestamentoEn aquellos días, Esdras, el sacerdote, trajo el Libro a la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender. Era el día primero del mes séptimo. Leyó el libro en la plaza que hay ante la puerta del agua, desde el amanecer hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían comprender; y todo el pueblo estaba atento al Libro de la Ley.
Esdras, el sacerdote, estaba de pie sobre un estrado de madera que habían hecho para el caso. Esdras abrió el libro a la vista de todos, pues los dominaba a todos, y, cuando lo abrió, el pueblo entero se puso en pie. Esdras pronunció la bendición del Señor Dios grande, y el pueblo entero, alzando las manos, respondió: "Amén, Amén"; se inclinó y se postró rostro a tierra ante el Señor. Los levitas leían el libro de la Ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieran la lectura.
Nehemías el gobernador, Esdras el sacerdote y letrado y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: "Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: no hagáis duelo ni lloréis" - porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley -.
Y añadieron: "Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene preparado, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza". El pueblo se fue, comió, bebió, envió porciones y organizó una gran fiesta, porque había comprendido lo que le habían explicado.
Para releer el comentario de José E. Galarreta, pinche aquí