UN DÍA APARECIÓ UN HOMBRE
Florentino Ulibarriy reavivó las ascuas de nuestra esperanza dormida.
Un día apareció un hombre que tenía magia en la voz,
calor en sus palabras y embrujo en su mensaje.
Un día apareció un hombre con la esperanza en sus gestos,
con la fuerza de su ser y con un corazón grandísimo.
Un día apareció un hombre, que hablaba cual ninguno,
invitándonos a cambiar de vida y convertirnos.
Un día vino un hombre que rompió nuestros esquemas
para hacernos soñadores, tiernos y libres.
Un día apareció un hombre tan sencillo y humilde
que nunca se consideró el centro de sus actuaciones.
Un día apareció un hombre que entabló un diálogo sincero
porque no buscaba ni ensalzarse ni engañarnos.
Un día apareció un hombre que tomó la iniciativa
y abrió una brecha en nuestra vida e historia.
Un día apareció un hombre que se acercó
a los más pobres y marginados de sus hermanos.
Un día apareció un hombre que nos invitó
a ser sus discípulos y a confiar en Dios.
Un día apareció un hombre que nos dio la capacidad
Y nos enseñó el camino para ser hijos de Dios.
Un día apareció un hombre, en su pueblo,
no pudo realizar milagros porque no había fe.
Un día apareció un hombre tan cercano y transparente
Que todo él era reflejo y presencia de Dios.
Un día viniste tú, Jesús.
Ven hoy también, Señor.
Florentino Ulibarri