SI LA FE NO COMPROMETE EL BOLSILLO NO ES VERDADERA
Faustino Vilabrille"Lo que nos sobra es un deber para la necesidad del prójimo".
Esta idea no es obra de Marx, ni Engels, ni Lenin, ni tampoco lo es de los que tienen la cabeza a la izquierda, pero el bolsillo bien a la derecha. Es un mensaje que se repite constantemente en los escritos de los cristianos de los primeros siglos: San Ambrosio, San Cipriano, San Juan Crisóstomo, San Agustín, San Jerónimo, San Basilio, etc. Si la fe no compromete el bolsillo no es verdadera.
El Mensaje de Jesús es para allanar los senderos de este mundo
Para que no haya ni ricos ni pobres, ni opresores ni oprimidos, ni explotadores ni explotados, ni marginadores ni marginados. Quien no lo entienda así no ha entendido nada del mensaje liberador de Jesucristo.
Todo el que posee riquezas está objetivamente fuera del Reino de Dios, incluida la misma Iglesia Católica, donde quiera que las posea, porque a alguien se las están debiendo. A la Iglesia y su jerarquía le sobran muchas: en palacios, templos, santuarios, museos, ornamentos, imágenes...
También le sobran el cobro por misas, funerales, bodas, papeles..., mientras Jesucristo se está muriendo de hambre, frío y abandono en muchas partes del mundo donde hay personas sufriendo esos y otros muchos males. ¿Es que la salvación de Jesucristo no es gratuita? Todo servicio a la Comunidad debe ser gratuito, sin esperar nada a cambio.
Toda religión tiene que ser para hacer la vida más digna, feliz y esperanzada.
De lo contrario es falsa. Pero sucede que todas las religiones y en concreto en la Católica hemos creado un laberinto de senderos que no tienen nada que ver con allanar los senderos del Señor. Laberintos, sobre todo morales, legales y litúrgicos, complicadísimos, ritualizando las liturgias y los sacramentos hasta caer en el ridículo, y olvidándonos de los grandes valores del mensaje de Jesús.
Con los laberintos morales de algunos mandamientos y sacramentos hemos hecho sufrir a mucha gente. Ejemplo: El sacramento del perdón y la misericordia, con la confesión individual, lo hemos convertido en una humillación, no ante Dios, sino ante otro hombre. Incluso hemos llegado a llamarlo tribunal de la penitencia.
Afortunadamente los creyentes cristianos acuden cada vez más a la celebración comunitaria de la penitencia y cada vez menos a la individual. Es solo Dios quien perdona y solo Él quien conoce lo que hay en el interior de cada hombre.
Otro ejemplo: Fijémonos en las misas de los Obispos o el Papa: yo no puedo imaginarme a Jesús de Nazaret, quitándose y poniéndose a cada paso solideos o mitras, cogiendo o dejando báculos (muchas veces lujosos), usando unas veces unas ropas y otras veces otras, sentándose en una silla más lujosa y por encima de los demás, etc.
Parece que estamos en una representación teatral en que todo está pautado, incluso las manos unas veces para arriba, otras para los lados, otras juntas... ¿Sabrán qué significan y para qué hacen esas cosas? Desde luego los de abajo no lo sabemos. Nos perdemos en las formas olvidando el fondo.
Los senderos de Jesús son claros y sencillos: amor, fraternidad, compañía, ayuda, luz, vida, cercanía, justicia, solidaridad, igualdad, acogida, afecto, ternura, amabilidad, sencillez, pequeñez, dulzura... Son los grandes valores del mensaje de Jesús.
Juan dice que Jesús nos bautizará con Espíritu Santo.
Bautizarse es decidirse por Jesucristo, y por tanto por la práctica de esos grandes valores de su mensaje, para con ellos construir el Reino de Dios en este mundo, el cual haga la vida más digna, gratificante y feliz para todos los seres humanos y toda la creación.
Para bautizarnos, primero deberíamos hacernos discípulos de Jesucristo, decidirnos por vivir y cumplir su mensaje. Él lo dejó bien claro cuando les dijo a sus primeros discípulos: "id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado" (Mateo 28,19-20).
Marcos lo recoge así: "les dijo: id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda la creación, el que crea y sea bautizado se salvará" (Marcos 16,15-16). Primero creer: en el lenguaje bíblico, creer no es la aceptación intelectual de algo, sino la práctica inmediata de lo conocido. Por tanto, bautizar o bautizarse sin ser discípulo de Jesús mediante el conocimiento y el compromiso con su mensaje carece de sentido.
Los miles de corruptos y corruptores que hay en nuestro país, así como los pederastas de Granada, seguro que todos o casi todos están bautizados: ¿Para qué les sirvió? Jesús dijo: "no podéis servir a Dios y al dinero", y "quien recibe a un niño a mí me recibe"..."quien escandalice a un niño más le valdría atarse al cuello una rueda de molino y tirarse al mar".
El bautismo de Jesús fue un gran compromiso con el pueblo de Galilea.
Fue tan grande su compromiso con el pueblo pobre y oprimido de Galilea que lo llevó desde el bautismo de agua en el Jordán al bautismo de sangre en la cruz. En medio de los dos bautismos quedaron los ciegos viendo, los cojos andando, los sordos oyendo, los mudos hablando, los leprosos curados, los hambrientos alimentados, los mujeres despreciadas y marginadas rehabilitadas, los muertos con nueva vida, los niños identificados con Dios, el amor convertido en Ley Suprema para toda la humanidad.
Después de su segundo bautismo le llegó para El, para todos los seres humanos y toda la creación, la plenitud de la Resurrección, a fin de que "todos y todo tengamos vida y vida en abundancia" para siempre.
Que el Espíritu que estuvo sobre él, esté también sobre nosotros y nos lleve por su mismo camino.
Faustino Vilabrille