AYER Y HOY
Florentino UlibarriAyer a ti, Señor,
ante la carne doliente del enfermo,
ante la carne olvidada del marginado,
ante la carne agotada del anciano,
ante la carne necesitada del discapacitado,
ante la carne cansada del parado,
ante la carne arruinada del hambriento,
ante la carne sometida del esclavo,
ante la carne corrompida del leproso,
ante la carne afligida de la madre,
ante la carne deshabitada del joven...
se te conmovieron las entrañas,
te dio un vuelco el corazón
y no pudiste quedarte al margen.
Hoy nos encontramos,
a poco que abramos los sentidos,
con una realidad más flagrante y triste:
montones de cuerpos masacrados, degollados;
columnas de cuerpos desplazados y rotos,
aglomeraciones de cuerpos hinchados y esqueléticos,
pabellones de cuerpos moribundos,
manifestaciones de cuerpos desgarrados...
Cuerpos vendidos,
cuerpos hacinados,
cuerpos pisoteados,
cuerpos malheridos,
cuerpos abandonados...
Haz, Señor, que mis entrañas se conmuevan
y mi corazón dé un vuelco
para no quedarme al margen.
Hazme compasivo y tierno,
para ser digno y poder así introducir en la historia
esperanza y misericordia.
Florentino Ulibarri