Hermanos y hermanas, cuánto nos cuesta entender el modo de mirar y amar de Dios; cuánto nos cuesta entender con el corazón que Dios es amor enteramente, extrañamente, eternamente. Oremos.

Que acertemos a apostar por los perdidos de este mundo

• Necesitamos una Iglesia que salga a buscar cada día a cuantos se sienten perdidos, sin salida, sin derechos, indefensos y a merced de los poderosos de este mundo.

Que acertemos a apostar por los perdidos de este mundo

• Necesitamos comunidades parroquiales y religiosas que ofrezcan sentido de vida, esperanza y horizonte, alegría en los encuentros y celebraciones, relaciones que dignifiquen y reconozcan el valor de cada persona.

Que acertemos a apostar por los perdidos de este mundo

• Necesitamos hombres y mujeres que con su palabra, gestos y vidas griten la bienaventuranza de Dios, capaces de ofrecer todas las oportunidades que el otro necesita para recuperarse por dentro y por fuera.

Que acertemos a apostar por los perdidos de este mundo

• Necesitamos experimentar la gratuidad entre nosotros y nosotras, la dicha de la entrega sin esperar respuesta, el servicio a fondo perdido, el tiempo regalado sencillamente por amor.

Que acertemos a apostar por los perdidos de este mundo

Padre Madre buena, que esta celebración nos ayude a tomar conciencia de la gratuidad del amor de Dios que nos supera y sorprende siempre. Que seamos huellas de ese amor y de esa gratuidad.

 
Vicky Irigaray