PREGÓN DE SEMANA SANTA
Florentino UlibarriSE ACERCA LA PASCUA
Se acerca la Pascua,
tu Pascua,
tu Pascua de vida plena
y entregada
por quienes después de haber protestado
de todos los Egiptos y Babilonias
nos aferramos a lo que tenemos
y seguimos quejándonos
por el horizonte que se nos avecina.
Se acerca la Pascua,
tu Pascua,
tu Pascua llamada florida
y utópica,
porque despierta y embriaga
a los que caminan por la vida
con los sentidos y el corazón en vilo
y las entrañas enternecidas
por golpes, caídas y caricias.
Se acerca la Pascua,
tu Pascua,
con su muerte y vida
verdaderas;
y no quiero que me encuentre
con el corazón de piedra,
los ojos desviados o cerrados,
dormido o escondido en cualquier esquina,
justificando retrasos o ausencias.
Se acerca la Pascua,
tu Pascua.
Estás pasando por nuestra historia
y vida.
DOMINGO DE RAMOS
Ni en coche,
porque no los había;
ni a caballo,
que es lo que se creía y quería;
ni en camello,
tan apto para mercancías y comercio;
ni en carroza,
que es sólo para sus señorías;
ni a pie,
porque no hubiera merecido reseña...
Fue en pollino prestado,
Para mostrar quién era
y para que lo recordara la historia.
Y la gente se concentró:
gritó, cantó, bailó,
sacó lo mejor de sí misma;
de eso se trataba y Dios así lo quería.
Alfombraron el camino
con sus mantos peregrinos;
cortaron palmas, flores,
y ramas de laurel y olivo;
aplaudieron con ganas
al que los había reunido;
sus gritos se oyeron en el cielo,
en el único templo del pueblo
y en los palacios de los señores dueños.
Y temblaron los cimientos de la tierra
mientras Dios reía.
Y tan mal les sentó
que el pueblo despertara de su sueño
e hiciera manifestación,
que decidieron matar,
en nombre de Dios, de la paz y del bienestar,
al hombre que traía la esperanza y la osadía
a los parias de toda la historia.
Desde entonces,
todos los años hay intentos y escaramuzas
al llegar la primavera
y terminarse la cuaresma,
o cuando los pueblos reciben una sacudida
o aparece un profeta
en el reverso de la historia.
Pero todavía ninguna procesión
ha logrado ser como aquella manifestación,
aunque se haga con palmas benditas
y cantando cantos de Iglesia.
¡Bendito seas, Jesús de Nazaret,
nuestro hermano y Mesías!
Florentino Ulibarri