NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN
Luís García OrsoEl director iraní Asghar Farhadi nos cautiva desde la primera escena en la que nos presenta a dos de los principales protagonistas de este intenso largometraje: Nader y Simin, un matrimonio iraní, hablan sentados frente a la cámara, acerca de la solicitud de su divorcio. Exponen sus argumentos a favor –ella, Simin- y en contra –él, Nader-. Aunque escuchamos a un juez fuera de cámara responderle a la pareja, somos nosotros los espectadores quienes seremos los jueces durante las siguientes dos horas. No debemos distraernos: los personajes buscarán escucha y comprensión de cada uno de nosotros.
El gran punto de litigio en el matrimonio es la custodia de su hija adolescente. Simin quiere llevársela a Estados Unidos para ofrecerle mejores oportunidades mientras que Nader alega que él no puede marcharse de Irán porque su anciano padre padece de Alzheimer.
El juez rechaza la solicitud de divorcio y la pareja regresa a su hogar, pero Simin decide separarse e ir a casa de sus padres, por lo que Nader se ve obligado a contratar los servicios de una mujer para atender a su papá. La mujer acepta el trabajo sin el consentimiento de su marido, quien está desempleado. Un altercado entre ella y Nader desatará una reacción en cadena con muy serias consecuencias, y colocará en tela de juicio el valor de la verdad y lo correcto cuando se trata del propio porvenir.
La historia está narrada entre siete protagonistas: dos matrimonios con su hija cada uno, y un anciano padre. Cada uno nos irá compartiendo lo que sienten y piensan, a veces en formas muy dolorosas, a veces calladas y otras violentas.
En cada paso las piezas se irán moviendo como en un caleidoscopio: lo que ayer era, hoy tiene una nueva figura, un nuevo elemento a considerar.
No lo acabamos de saber todo, no sabemos si están diciendo una parte de la verdad, o una mentira, o un secreto. Una separación provoca un alud de conflictos y emociones que nadie podía prever. Al tratar de afrontarlos -ellos y nosotros- cada uno se pregunta: ¿será verdad o mentira?, ¿responsabilidad o terquedad?, ¿juicio o justicia?, ¿amor o chantaje?
Es la vida cotidiana de estas siete personas pero debatiéndose en una sociedad de supervivencia y falta de oportunidades, de desempleo y lucha por el trabajo, de burocracias en todos los servicios, de presiones por la ley civil y la ley religiosa, de recelos entre estratos sociales, de preocupación por la familia, de amores y ansiedades.
El final de Una separación es tan genial como su comienzo. Nuestras alianzas han cambiado múltiples veces a lo largo de la película, en cada paso de los personajes. Ahora tenemos todas las piezas, pero aun así nos queda cierto grado de insatisfacción al no poder señalar a nadie como culpable. No hay buenos ni malos; tan sólo seres humanos intentando sobrevivir y luchando por todo lo que más aman.
Esta extraordinaria película, uno de los guiones más inteligentes e intensos que se hayan filmado, ha ganado 50 premios en todos los continentes, entre ellos los tres primeros premios en Berlín, el premio ecuménico, el Oscar y el Globo de Oro de 2012.
Luis García Orso, S.J.