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Galdeano: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, se aleja y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

Pero primero es preciso sentir utopía. Si nos dedicamos a repetir lo mismo de siempre, si no echamos la vista más allá, no avanzaremos. Permaneceremos repitiendo lo de siempre.

Es cierto que muchas veces está ya marcado por la tradición, las costumbres, las normas lo que hemos de pensar y hacer. Pero pienso que así nos privamos de abrir nuevos horizontes. ”Es que aquí siempre se ha hecho así”.

Entiendo que los cristianos hemos de avanzar en el conocimiento y el seguimiento de Jesús.

Normalmente lamento el apego y el inmovilismo de los presbíteros por su biblioteca. Si tenemos libros ya pasados, antiguos, es muy fácil que sigamos repitiendo los pensares y la pastoral repetitiva de siempre.

Es cierto que es arriesgado ir avanzando y trazando nuevas visiones de nuestro cristianismo. Pero la vida va cambiando a pasos agigantados.

Y por otra parte, el Evangelio, cuanto más se profundiza, más desafíos nos ofrece. Hubo cosas que en su momento sirvieron para ser cristianos en el estilo de entonces. Hoy se requiere crecer, ver mensajes de Jesús más a fondo y con nuevas exigencias.

Es una suerte y un don de Dios el que vayamos profundizando en la teología. Cuando recuerdo la teología que estudié, me resulta infantil y superficial. Hoy tengo la suerte de aprender de nuevos teólogos que profundizan y calan el sentido del evangelio.

El avance en la vivencia cristiana no está exento de búsqueda y de dificultades. Pero es el camino hacia un cristianismo más profundo, más evangélico. Jesús no murió porque el Padre se lo mandase como reparación de los pecados. Jesús murió por ir descubriendo y mostrando otro camino, otra alternativa, otra visión y vivencia alternativa a la doctrina farisea. Todo avance trae consigo riesgo, sufrimiento, valentía.

Seguir a Jesús es caminar siendo una persona para los demás, especialmente los más vulnerables. Es llegar a la Resurrección con un mundo nuevo de servicio, justicia y paz.

Los cristianos caminamos –como dice Hans Küng– con una invitación (¡tú puedes!), un llamamiento (tú debes) y un reto (tú eres capaz). Y lo que era utopía, se convierte en presente. Ya Resucitó.

 

Gerardo Villar