RECONCILIACIÓN   

COMUNITARIA   

                             
                               cristianos siglo veintiuno
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ORACION al PADRE

 

 

Quisiéramos aplaudirte, Padre nuestro,

hasta rompernos las palmas de las manos,

porque siempre te vemos al lado de los débiles.

 

Luchas a favor de los oprimidos,

apuestas a favor de los huérfanos, los esclavos, las viudas,

los marginados de la sociedad.

 

Sigues solidarizado con los pobres,

unido a sus reivindicaciones,

en contra de la explotación del hombre.

 

Estamos contentos de ti, Dios nuestro,

te queremos, eres modelo y sendero.

 

Reconocemos que hoy, a pesar de tu ejemplo,

no obstante confesarnos creyentes,

seguimos tan cómodamente instalados en la injusticia,

dejándola que siga su curso,

sin hacer apenas nada por remediarla.

 

Pero nos sentimos responsables de nosotros mismos,

de la sociedad y de la Iglesia.

Queremos despertar del sueño y reencontrar la actividad.

 

Queremos romper las cadenas

y unirnos a aquellos que, libres de toda atadura,

intentan alcanzar para todos una vida más humana.

 

Unidos a ellos y a Jesús,

te dedicamos una voluntad decidida

por conseguir entre todos una sociedad nueva.

 

Gracias por estos deseos de conversión,

nos alegramos contigo por la fuerza interna que sentimos,

y nos reafirmamos en la decisión de ser fieles al evangelio.

 

Nos has regenerado sembrando en el corazón la esperanza.

 

Desde nuestro renovado corazón

te dirigimos a ti, Padre, un cántico nuevo.

 

Bendito seas, Padre nuestro.

 

Jesús Burgaleta