LA VENGANZA DE LA TORÁ
No se
supieron inventar nuevas formas,
nuevos
símbolos, nuevo lenguaje,
y se
copiaron del Antiguo Testamento.
La Edad Media fue la venganza de la Torá.
Torá es un nombre hebreo que significa, en primer termino, ley.
Después pasa a significar todas las leyes recogidas en el
Pentateuco. Más tarde, Torá es todo el Pentateuco (los cinco
libros fundamentales). Y por fin, Torá se convierte en un
sinónimo del Antiguo Testamento judío.
¿Quién triunfó en la Edad Media europea y mediterránea, el
Evangelio o el Antiguo Testamento? Esta pregunta provocativa es
igual a estas otras: ¿la estructura del llamado occidente
cristiano está cimentada sobre los evangelios o sobre el
pentateuco? ¿cuál fue el modelo, el reinado de Jesús el de
Nazaret o el reino Teocrático de David?
El problema no empezó en la edad media. El problema quedó
planteado, con la máxima crudeza, en la iglesia judeocristiana
de los primeros días. Pablo tuvo que luchar contra todos para
arrancar a los discípulos de Jesús de la ideología judía. Ganó
Pablo, a medias, aquella batalla, pero la guerra quedó larvada
con todos los virus.
El pueblo cristiano se consideró siempre a sí mismo heredero de
Israel, es decir pueblo escogido de Dios. Hoy diríamos en
términos políticos que a la muerte de Jesús, entre la Ley judía
y Jesús no hubo ruptura sino transición. Sólo hubo ruptura para
Jesús porque murió condenado. Pero la sociedad que emergía de la
nada con fuerza masiva no supo romper ni supo inventar nuevas
formas, nuevos símbolos, ni casi nuevo lenguaje, y lo copió del
Antiguo Testamento.
Fue uno de los descuidos de Jesús: no haber dejado escrita una
constitución con sus leyes orgánicas, sus reglamentos, sus
organigramas. Él despachó el asunto recalcando que la forma de
gobierno para la nueva sociedad no tenía nada que ver con las
formas de gobernar de este mundo.
Ya mucho antes de que se formase la llamada cristiandad, los
responsables del pensamiento y de las comunidades cristianas,
ante la dificultad enorme que suponía inventar el Reino de
Jesús, volvieron su mirada al Antiguo Testamento. Se copiaron
las instituciones y disposiciones legales de los antiguos libros
sagrados. Fundamentaron la moralidad, el orden y la jerarquía en
textos del Antiguo Testamento. No se sabía vivir sin clero y se
fraguó, poco a poco, un estado clerical resultado de aunar la
visión griega romanizada y la visión judaica.
Jesús no
había dejado nada más que Fe y poesía. Es decir, utopía. Y se
sabe que la utopía no sirve para organizar.
Fue mucho más fácil reeditar el Reino de David que instaurar el
reinado de Jesús. ¡Claro que es más bonito el Templo con paredes
de oro y alfombras en los suelos de mármol, con trompetería de
órganos!
A la Edad
Media le debe la Iglesia Romana toda su organización, toda su
expansión, todo su poder, toda su riqueza. Volvió nuevamente la
Teocracia de David y Salomón con sus palacios, sus templos y su
Torá retocada, bautizada y romanizada, y su nueva casta
sacerdotal.
Para dirigir una sociedad con ese poderío divino, la autoridad
tenía que proceder de Dios. El año 672, en Toledo, se unge la
cabeza del rey Wamba, el primer rey ungido de
la nueva era. Le seguirán Pipino el francés o Egfrid el inglés.
Exactamente igual que con Saúl y David.
A partir del siglo VI, el lugar de reunión de la asamblea o
familia cristiana, vuelve a ser la casa de Dios y se consagran
los templos como se hacia en el Antiguo Testamento. Hacía
falta el esplendor de la antigua ley.
Subir
tema
relacionado
LO
ANTIGUO SIGUE VIVO
Los signos
valen cuando significan algo.
Los signos
los crean los tiempos,
las
culturas, las circunstancias.
|